ECCEMAS

Si alguna vez habéis sufrido de eccemas, ya sabéis lo incómodos y molestos que resultan. En este artículo os presento algunos consejos prácticos y totalmente naturales para hacer frente a estas pequeñas inflamaciones.

 

¿Qué es?

Los eccemas se corresponden con pequeñas inflamaciones que afectan a las capas más superficiales de la piel (epidermis y dermis), que suelen acompañarse de manchas rojizas de diferentes tamaños, pequeñas vesículas de contenido líquido transparente y picor. El origen de éstas lesiones es muy diverso, aunque la mayoría de las veces suele deberse a una reacción alérgica ( a metales, cosméticos, productos de limpieza, alimentos, medicinas), infecciones por virus o alteraciones del sistema inmunitario. Normalmente remiten en varios días y las lesiones siguen una evolución fija: rojez en la zona, picor, aparición de minúsculas vesículas, secado de vesículas, aparición de pequeñas costras y desaparición de la lesión.

 

Tratamiento:

 

  • Infusión de manzanilla. Se aplica con la ayuda de una gasa sobre las lesiones. Es el mejor remedio para calmar el picor.
  • Zumo de berros. Se licúa un puñado de hojas de berros. Con el líquido obtenido, se humedecen las lesiones producidas. Sirve para calmar el picor y, además, acelera su recuperación. También se puede beber para equilibrar el sistema inmunitario y reducir las reacciones alérgicas.
  • Aceite de girasol. Es ideal para el tratamiento de los eccemas secos, los que no se acompañan de vesículas. Con una gasa  o un trozo de algodón aplicar un poco de este aceite, 3-4 veces al día, sobre las lesiones.
  • Masaje con yema de huevo duro. Se cuece un huevo durante 4-5 minutos. Seguidamente se saca la yema y se frota con suavidad sobre las lesiones. Se puede repetir este remedio las veces que se quiera con la misma yema, siempre que esté caliente.
  • Masaje con jugo de pepino. Licúa un pepino mediano y con parte del líquido resultante y una gasa, humedece los eccemas que existan en tu piel. El resto del líquido hay que beberlo enseguida. Basta con practicar este remedio 2 veces al día hasta que las lesiones hayan desaparecido. También se puede utilizar el zumo desprendido por el pepino sin licuarlo: se corta un pepino mediano en rodajas y se deja reposar durante 3 horas en un plato hondo o cazuela y, luego, se cuela el líquido que lentamente desprenden las rodajas. Con una gasa, se aplica sobre el eccema las veces que se quiera hasta que desaparezca.
  • Crema nutritiva de aloe vera. Se corta en trocitos muy pequeños un puñado de hojas de aloe vera y se introducen en una botella. Se añade aceite de oliva, se cierra y se deja macerar durante mes y medio. Pasado este tiempo, se cuela el aceite para eliminar las hojas  y se guarda de nuevo en la botella. Ya está listo para emplearlo cuando se necesite. Para tratar los eccemas aplicar el gel sobre la zona afectada un par de veces al día (mañana y noche). Una de cada 200 personas es alérgica a este gel, razón por la cual antes de aplicarlo por primera vez conviene dejar un poquito sobre el brazo y esperar 24 horas. Si hay algún tipo de reacción anómala (picor, enrojecimiento…), somos alérgicos al producto y no lo debemos utilizar.
  • La crema de caléndula de La Fada que riu. Ideal para hidratar y suavizar los eccemas secos. Aplicar dos o tres veces al día.

 

Prevención:

Evita los productos que puedan facilitar una reacción alérgica local (joyas, bisutería, cosméticos, alimentos…). Reduce las situaciones que provoquen una excesiva sudoración, mantén una buena higiene de la piel, reduce el uso de prendas de lino o nylon si padeces de eccemas con frecuencia. Si éste es el caso, toma una vez por semana huevos de codorniz u hojas de diente de león añadidas a cualquier ensalada del día. Para ayudar al sistema inmunitario mejor cuidar la alimentación añadiendo a nuestra dieta levadura de cerveza, ensaladas en abundancia, queso de cabra, y reduciendo el consumo de dulces, salsas y excitantes.

 

Sabías que…

Los eccemas son quizás las lesiones más frecuentes que afectan a nuestra piel, de tal forma que todos, una o dos veces al año, sufrimos este tipo de procesos.

 

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